LA
SEMIOLOGIA COMO CAMINO PARA EL RETORNO DE DIONISOS
1. FRIEDERICH NIETZSCHE, EL IRRECONOCIDO PRIMER
GRAN SEMIOLOGO
La historia de la presemiótica está comprendida de varios
pensadores que se han destacado en otras ramas de la historia de la
Filosofía. Entre ellos se encuentran
Platón, Aristóteles, San Agustín, William von Occam y John Locke. Sin embargo,
una personalidad Semiótica tan importante como Friederich Nietzsche ha sido excluida. Es a mi entender que la
razón de esto, es que los autores previamente mencionados hicieron su aporte a
la presemiótica con su reflexión sobre los signos y sus sistemas, los
lenguajes. Sin embargo, Nietzsche fue el primero, semióticamente hablando, en
reflexionar sobre los códigos como elemento originador de la cultura y, a mi
entender, como crítico de la cultura como vehículo del alejamiento del ser humano
de su condición metafísica primordial (al menos, en la primer etapa de su
pensamiento, el llamado ¨ Joven Nietzsche ¨). Hay que recordar que la rama Saussureana de la
Semiología se basa en la noción de no poder conocer la existencia más allá del
lenguaje ya que es el lenguaje el medio
en que el humano se vale para conocer el mundo. Pero a su vez el lenguaje es un
sistema artificial que muta según las coordenadas socio-históricas y por ende
nunca puede ser sinónimo, o mejor dicho, garantía de objetividad. El mundo por
afuera del lenguaje, aquel que no podemos llegar a conocer a través de sistemas
culturales es el mundo del todo posible, el de las posibilidades ilimitadas, el
de la metafísica. Nietzsche fue el primero en reflexionar en la dicotomía entre
un hombre cultural y un hombre metafísico. En su ensayo ¨ El Origen de la
Tragedia en el Espíritu de la Música ¨ tiene un apartado importante sobre su
crítica a la moral cristiana. Y, al ser
la moral cristiana la moral en boga del contexto alemán donde el autor plantea
su discurso, se podría decir que es una alusión a la moral en sí. Como veremos
en el punto siguiente, la moral es el código primordial del sistema semiótico
de la cultura. Es el aglutinador sémico, el condensador de las posibilidades de
las experiencias en un sistema rígido e inmutable sincrónicamente hablando. La
moral, para Nietzsche es el rechazo a la vida, el miedo a la vida. La vida como
signo de metalenguaje de la naturaleza, aquello que parece estar más allá de la
cultura, del lenguaje. Este ensayo en
Nietzsche surge de la dicotomía entre positivismo y naturaleza humana
primordial, la ciencia como vehículo de incentivo de la culturización humana,
entendiendo a la cultura como herramienta para transformar la naturaleza en
algo artificial, se realiza en el marco de la cultura griega pre-socrática y la
socrática. La cultura pre-socrática estaba más afianzada a lo primordial del
humano, más cerca de eso. En cambio, con Sócrates se inaugura la reflexión
sobre la vida, la búsqueda de la ¨ objetividad utópica ¨ cuando lo único que
es, es la fragmentación de lo infinito
metafísico y la cristalización de una de sus partes. Nietzsche designa un representante de ese ser
humano primordial: el dios griego Dionisos. ¿Por qué? ¿Por qué decimos que la
asignación de Dionisos es una reflexión semiótica por parte de Nietzsche? Pues
Dionisos es el dios del culto del vino, de las orgías, de lo amoral, de la
RESIGNIFICACION de la percepción sistematizada, que genera esa fuerza
heurística del no-lenguaje expuesta por el semiólogo Ricoeur. Al adorar a
Dionisos, Nietzsche, a mí entender, fue así el primero en reflexionar sobre el
no-lenguaje y por oposición en el lenguaje en sí, el cual es el verdadero
propósito de la Semiología Saussureana.
2.
LA IDEOLOGIA COMO AGLUTINADOR SEMICO GENERADOR
DE LA CULTURA
Para comprender el rol fundamental de la Semiología como el
retorno de Dionisos, es menester entender la noción de cultura como alejamiento
del ser natural primordial a través de su comprensión como sistema semiótico.
Pongamos un ejemplo: supongamos que en un territorio, por ejemplo una selva,
solo existe vida vegetal, alguien X pone en el mismo los primeros ejemplares de
la vida animal: tres simios, un leopardo y un elefante, cada uno sin saber de
la existencia del otro en un primer momento. Cada uno tiene necesidades
fisiológicas que debe satisfacer para poder sobrevivir. Sin embargo, esas necesidades varían según la
especie y en el caso del leopardo son antagónicas. Para poder sobrevivir, el leopardo debe
asesinar y comerse a los simios y al elefante. Por ende, surge una nueve
necesidad de supervivencia en las otras dos especies: No ser asesinados por el
leopardo. Cuando SIMIO 1 conoce a SIMIO 2 y SIMIO 3, reconoce en ellos una
pertenencia genética donde sus necesidades fisiológicas son iguales: no solo
para sobrevivir, sino también para reproducirse. Es por eso que se agrupan y
LIMITAN SU REALIDAD PERCEPTIVA A LA NECESIDAD DE SUPERVIVENCIA DE LA ESPECIE. Expliquemos
esto como sistema semiótico. Entendemos que los signos son experiencias
sociales consensuadas y la relación entre los signos se da por un código que
forma un sistema. Ahora bien, las relaciones paradigmáticas entre los signos se
dan por oposición. Un signo es porque no es ninguno de los otros. Esta idea de que algo se define por la
diferenciación, hoy en día tiene una frase coloquial que enuncia: ¨ o es blanco
o es negro, no hay grises ¨ Por más vulgar que esta frase parezca es útil para
entender la configuración de la ideología. Una sociedad, para legitimarse como tal debe
distinguirse de la naturaleza que la rodea por relación de oposición. He dicho en el punto anterior que la moral es
el código primordial de organización de una cultura. Veamos como sucede esto
con el ejemplo de los simios. Una vez que los simios se han reconocido como
pares, empiezan a consensuar sobre la realidad que perciben. Ellos quieren
vivir, y ven en el Leopardo un enemigo, alguien que los quiere asesinar. Para
entender esta realidad y legitimarse como grupo deben clasificar su mirada que
tienen del mundo en un sistema de relaciones paradigmáticas que funcionan por
oposición. El Leopardo se vuelve signo del mal, pues atenta contra la
integridad de supervivencia de la especie. El mal, como el bien, son ambos
signos fundamentales del código de la moral. Siempre se ha visto a la moral
como la necesidad para el correcto funcionamiento de una sociedad. Sin embargo,
pocas veces se la ha considerado como elemento de aglutinamiento sémico. Por
ejemplo, los simios ahora tienen una moral que dice que el leopardo es malo y
que lo bueno es la relación de sociedad, la cooperación. Si se observa bien, esa moral está
íntimamente afianzada a la necesidad de prosperidad de la nueva sociedad de
simios, y la necesidad individual de cada simio de unirse en sociedad es la de
la supervivencia. Sin embargo,
¿realmente el leopardo lo hace por una maldad innata? El leopardo debe asesinar
a los simios por las mismas razones de supervivencia y si él encontrara otros
leopardos se uniría en sociedad, en manada, y compartirían relaciones de amor y
compañerismo. Pero dentro de la realidad percibida dentro del código moral de
los simios esta comprensión es inalcanzable. Ya que el código es una estructura
que debe mantenerse firme para funcionar, a través de relaciones de contraste
(de que algo es blanco o negro) de no ser así el lenguaje moral no podría
mantener vínculos paradigmáticos y el sistema se rompería y por ende la
sociedad se disolvería. Por otra parte, el lenguaje moral produce una
limitación exacerbada de los puntos de vista. Esta es la idea de aglutinador
sémico. Todas las posibilidades quedan
reducidas en un solo sistema rígido, y como lenguaje es inmutable
sincrónicamente hablando. La rigidez del sistema moral es tan fuerte que no da
lugar a las dudas y, como antes explicado, esta rigidez es necesaria para la
permanencia del sistema y por ende de la permanencia de la sociedad. Este
sistema moral es el que permite la ideología que unifica a la sociedad. El origen de la cultura, por su
característica de artificializacion de lo natural en pro de formación social,
esta sin lugar a dudas supeditado a la ideología que transforma la ilimitada
gama de puntos de vista ofrecida por la naturaleza en la aglutinación sémica como
producto artificial de la cultura.
3.
LA FUERZA HEURISTICA EN LA METAMORFOSIS
CULTURAL Y SU ESTANCAMIENTO EN LA CRISTALIZACION SINTAGMATICA
Si bien en el punto anterior, he recordado que la ideología, como
lenguaje, es inmutable sincrónicamente hablando, es a su vez mutable en sentido
diacrónico. Yo clasifico los cambios en los sistemas morales de la cultura en
tres grupos:
a.
A través del surgimiento de nuevas necesidades
en el grupo social
b.
A través de la intertextualidad en el discurso
del poder
c.
A través de la fuerza heurística.
A través del surgimiento de nuevas necesidades en el grupo social:
Retomemos el ejemplo de los simios en la selva. Ya se han constituido como
comunidad, a través de su ideología. Queda pendiente de explicar, en el caso de
no saberlo, que el concepto de ideología como imaginario social se le atribuye
al semiólogo Ricoeur, en su texto ¨ Hermenéutica y Acción ¨ define que con
Ideología viene aparentado otro concepto: la utopía. La utopía podría definirse
como un no-tiempo al cual la ideología mueve al grupo social que la compone. Se
ha mal utilizado el término de utopía para designar aquello que no puede ser alcanzado nunca. Cuando en
realidad, es más bien aquello a lo que la sociedad se mueve, pero nunca
alcanzará ya que en el proceso de transición hacia la utopía aparecen
metamorfosis. Los simios, para garantizar su seguridad, deben asegurarse un
espacio de convivencia seguro para protegerse del leopardo. Se agrupan en un
sitio donde al Leopardo le resulta difícil llegar. Y comienza a utilizar la
misma naturaleza para ocultarse de su depredador. La construcción de esa ¨
polis ¨, de una jungla sin leopardos, una jungla solo para simios conforma su
utopía. Pero una vez comenzado a andar el camino hacia esa construcción, al
tener mas posibilidades de reproducción la familia de simios comienza a
agrandarse y pronto los simios se darán cuenta que el número de su población
aumenta y por ende aumenta la posibilidad de diferentes puntos de vista, al fin
de garantizar la supervivencia de su ideología, deben crear nuevos códigos de
comportamiento para restringir la aparición de puntos de vista diferentes que peligren
a la conformación de la sociedad. Entonces esa utopía primordial ya no es
alcanzada pues una nueva idea de utopía ha surgido a raíz de estos nuevos
códigos. Así, de a poco, a medida que los complejos cambios que se producen
dentro de la cultura se vuelven aún cada vez más complejos, es que la moral que
estructura la base de la ideología va mutando, a tal punto de incluso
contradecir a los códigos morales que primero existieron.
A través de la intertextualidad en el discurso del poder: Este
modo de metamorfosis de la ideología fue investigada por la semióloga Graciela
Fernández Toledo en el texto que lleva el mismo título de esta enunciación. En
este, ella explica que cuando la complejidad de la cultura es tan extensa pues acarrea
pasado y metamorfosis y porque interactúa con otras culturas, el cambio de la
ideología puede darse por unos grupos minoritarios que ejercen su poder sobre
la población. Aquí las necesidades de supervivencia no son de la comunidad en
general, sino del grupo que la lidera. Es la intertextualidad que dispara el
discurso del poder hacia campos semánticos arraigados en los miembros de la
población, como los mitos, ente que constituye la conformación de la ideología,
y trabaja sobre ellos en un segundo nivel de significación, produciendo cambios
casi-imperceptibles para los receptores del discurso, pero que movilizan un
cambio de utopía y así un cambio de ideología que solo beneficio a la minoría
líder.
Ahora bien, existe un tercer tipo de metamorfosis, aquella dada
por la fuerza heurística, por la sensación del no-lenguaje. Esto fue
investigado por Ricoeur, que dice que el arte y la imaginación tienen la
posibilidad de destruir los campos semánticos a través de su resignificación.
Esto sucede a través de la metáfora, la metáfora entendida por un uso inusual
de los predicativos que genera relaciones paradigmáticas entre campos
semánticos totalmente distanciados, esto produce la suspensión momentánea de la
limitación perceptiva del lenguaje y el individuo puede mirar el mundo un poco
mas desligado del lenguaje. Esto ha sido buscado por muchos individuos, a lo
largo de la historia de la cultura. Cuando por competencia interpretativa
quisieron desvincularse de los lenguajes morales que poderosos influían sobre ellos. Para eso
necesitaron de la fuerza heurística del no-lenguaje, pero aún así, por tratarse
de grupos y de sociedades, esa nueva percepción alcanzada a través del
no-lenguaje se convierte en una nueva moralidad, un nuevo lenguaje y la fuerza
heurística se disipa convirtiendo al nuevo lenguaje en ortodoxia. Veamos por
ejemplo el caso de la Revolución Francesa, los revolucionarios necesitaron
resinificar sus códigos sociales, políticos y morales que los ataban a los
monarcas, pero para producir una movilización debieron crear una utopía, una
idea de un gobierno del pueblo, y así crearon una ideología, una ideología que
volvía de a poco a instaurarse como una nueva moral, que no permitía la
comprensión de ideología anterior y ni siquiera aún de nuevas ideologías que
pudieran surgir. Las crisis producen una resignificación de las cosas, pero para
volver a encontrar equilibro esa resingificacion debe instaurarse como la nueva
ortodoxia de la que luego surgirá una nueva crisis por su dogma que producirá
una nueva resignifcación y una nueva ortodoxia,
y así ad inifitum.
4.
LA CIENCIA, MOTOR DE LA CULTURA SOCRATICA Y PRINCIPAL ARMA CONTRA DIONISOS
Como vimos en el primer punto, Nietzsche analizando el origen de
la Tragedia, según esta tesis, designó a dos dioses griegos que representaran
el no-lenguaje y el mundo del lenguaje. A Dionisos le dio la batuta del universo del no-lenguaje, mientras que a
Apolo el del lenguaje. Apolo es el generador de las formas. El mundo del
no-lenguaje carece de formas, pues las formas son una condensación que solo
podemos reconocer a través del lenguaje. Nietzsche planteó que la Tragedia
griega nació de la lucha entre estos dos dioses. Sin embargo, es de especial
interés para este estudio como Nietzsche analiza la metamorfosis de la tragedia
en el seno de la metamorfosis de la cultura griega. Se distinguen tres grandes tragediógrafos:
Sófocles, Esquilo y Eurípides. Las obras de Sófocles y Esquilo (Edipo Rey,
Antígona, Prometeo Encadenado, etc.…) ofrecen ese equilibrio entre las fuerzas
dionisíacas y las apolíneas. Ellos eran los representantes de ese periodo en la
cultura griega que se conoce como pre-socrática. Aquella que de la que hoy no
queda un legado fuerte. Era la cultura supeditada a los mitos, al mundo de los
dioses. Si analizamos bien veremos que los dioses griegos son símbolos de
elementos naturales y de las características del ser humano animal. En las que
no se distinguían como bien o mal, solo eran. En esta cultura, al estar más
cerca de lo primordial natural, estaban más cerca de Dionisos. Pero luego
comenzó otra etapa de la cultura griega, la socrática. Con Sócrates se instaura
la filosofía, la capacidad del ser humano de reflexionar, de conocer, del
saber. A partir de ese momento se inicia la carrera hacia esa ¨ objetividad
utópica ¨. En su afán de conocer el
mundo ¨ tal cual es ¨, la filosofía se valió de la ciencia., y del intelecto
humano. Siempre se ha dicho, que la gran diferencia entre el hombre y los
animales es su capacidad para generar cultura. La idea de superioridad del
hombre que lamentablemente nunca menguó, se dio por la noción del intelecto del
hombre, que no es otra cosa que su capacidad para crear y utilizar lenguajes.
La ciencia, queriendo encontrar ese punto epistémico absoluto donde se miraría
el universo tal cual es, lo único que ha hecho es ir reduciendo a lo largo de
la historia los diferentes puntos de vista culturales en cada vez más menos,
fomentando una universalidad de los puntos de vista. Es curioso, que queriendo
ver el mundo sin la ¨ perversión ¨ de la subjetividad, la ciencia lo único que
ha logrado es alejarse lo más posible del verdadero conocimiento del mundo. Ya
que para ese mundo solo se ve a través del lenguaje, y ya se ha dicho que un
lenguaje es una cristalización de los diferentes e ilimitados puntos de vista
diferentes. Es por eso, que ahora, en la cultura contemporánea se podría decir
que Apolo, como dios del sol, connotando al conocimiento, ha destronado y
vaciado al humano de los impulsos dionisiacos. Sin embargo, fue la misma
ciencia y la filosofía que declararon su auto-destrucción:
5.
EL ESPIRITU DIONISIACO REGRESA CON LA
APARICION DE LA SEMIOLOGIA
En su afán de reflexionar sobre todo, que tuvo su auge en el
positivismo, surgió dentro de la filosofía una rama llamada Epistemología que
estudia los procesos de los que se vale la mente para pensar y reflexionar. Es
la reflexión sobre la reflexión. Es poner en duda los métodos de la ciencia y
la filosofía para conocer la existencia. Poco tiempo después, pero en este caso
salida de la lingüística, nació la Semiología de Saussure. Analizando como
nuestra percepción decodifica y codifica el pensamiento en palabras, y como esa
codificación está determinada por un consenso social previo, el área de estudio
se expandió hacia todo lo que el hombre conoce en relación al valor que la
sociedad le ha dado, el dominio de su estudio ha llegado a embarcar toda la
cultura, y como el hombre no puede conocer el mundo más allá de la cultura, la
Semiología se podría decir que es la
ciencia del todo (pues todo lo que la ciencia estudia está determinado por la
cultura) y al mismo tiempo la ciencia de la nada ya que la Semiología se mueve
en los términos de lo ilimitado, ya que el lenguaje es lo que otorga límites, y
al estudiar la formación de los distintos lenguajes, uno podría decir que todo
es mentira, ya que la verdad absoluta es una falacia. Esto ya era estudiado por
una Semióloga posterior a Saussure, Julia Kristeva, es su texto La Semiótica:
Ciencia crítica y/o crítica de la ciencia, que propone que la Semiología, como
modelo de estudio, se critica constantemente, porque como modelo de estudio, la
Semiología se conforma como lenguaje, es por eso, que para no caer en la
paradoja, la Semiología debe resinificarse constantemente. En este espacio de
contradicciones, es donde el espíritu dionisiaco vuelve a surgir. Las
contradicciones ponen a los sistemas en crisis, y de la ambigüedad del caos, se
empieza percibir el no-lenguaje. La
Semiología permite criticar la rigidez de todos los sistemas de lenguajes desde
los de las ciencias exactas hasta los lenguajes antropológicos. Dionisos era un
peligro para los códigos morales de la sociedad ya que fomentaba la ruptura de
los mismos: orgías, comportamientos amorales. Pero en esos comportamientos el
hombre encuentra de nuevo su libertad primordial, aquella otorgada por el no
lenguaje. La embriaguez traída por el vino, produce una alteración de la
percepción, produce una ruptura de las formas apolíneas, una ruptura de los
lenguajes perceptivos.
6.
EL PROBLEMA EPÌSTEMOLOGICO DEL NO-LENGUAJE
En la dicotomía entre lenguaje y no-lenguaje se encuentra la dicotomía entre lo moral y lo
amoral. Ahora, lo amoral presenta un verdadero problema, pues pertenece a la
categoría del no-lenguaje y es el mismo concepto de no-lenguaje el que le
otorga el valor de problema. ¿Cómo acceder al no-lenguaje? ¿Cómo incluso saber
de la existencia de un no-lenguaje si es a través del lenguaje que lo
investigamos? Esto es un problema epistemológico muy importante dentro de la
Semiología. Yo creo que hoy en día aún no podemos hablar de no-lenguaje como un
todo por afuera de la cultura. Sin embargo, hay una definición que si podemos
abordar perceptivamente: En vez de no-lenguaje como ausencia de lenguaje,
podríamos hablar de no-lenguajes como totalidad de lenguajes, con esto quiero
decir la capacidad de transitar entre diferentes lenguajes y puntos de vista y
crear nuevos, la creación constante de nuevos lenguajes es la que permite el
escape a la ortodoxia de los códigos. Es por esta misma razón que en hoy en día
no podemos hablar de amoralidad como ausencia de la misma, pero si podemos
hablar de amoralidad como la capacidad de entender diferentes sistemas morales
sin correr el peligro de encasillarse en alguno. También he mencionado que como lenguaje, la
moral necesita relaciones de contraste para crear las relaciones paradigmáticas
de su sistema. Este contraste recae fuertemente en la noción del bien y del
mal. Muchos se preguntan: ¨ ¿Cómo hacer para que el bien triunfe sobre el mal?
¨ Alguien más reflexivo se pregunta: ¨ ¿Qué es lo que es bien y lo que es mal
si eso varía según la cultura? ¨ Yo creo que desde la Semiología es menester
preguntarse: ¨ ¿Existe el bien o el mal? ¨ Estas nociones duales son un
lenguaje y por ende, como lenguaje, son artificiales, productos culturales. No
hay noción sin embargo en el grueso de la sociedad de la artificialidad de
estos conceptos. La moral, por mucho tiempo, ha necesitado naturalizarse, es
decir, asignarle una existencia universal previa a la cultura, como parte de la
naturaleza. Aquí estamos hablando de las religiones, que yo considero como
necesidad de legitimar su ideología para cerrar el sistema y que no permita
rupturas. El humano debe afianzarse en una ideología que defina una utopía para
mantenerse psicológicamente en unidad. Sin embargo, desde el punto de vista de
la Semiología no nos podemos encasillar en un punto de vista, en un código
moral. Debe abarcar todos los códigos posibles y crear nuevos. Pero aquí entra
otra vez el problema epistemológico. Al querer nunca encasillarse dentro de un
lenguaje, ¿no estamos formando una utopía y por ende un lenguaje propio? Yo
creo que la respuesta es sí.
7.
HACIA UNA RECONCILIAZION ENTRE APOLO Y
DIONISOS
En una época donde Apolo se encuentra en la cúspide de su
reinado y con la aparición de la Semiología, Dionisos parece renacer y retar a
su némesis en lo que parece ser una larga lucha debemos considerar, como ya
vimos en el punto anterior que el reinado de Dionisos no sería menos
totalitario. Hay que recordar que si bien Nietzsche era un devoto del dios del
vino, él supo que el cenit de la civilización se logra por un equilibrio de
ambas fuerzas. ¿Cómo unir en sagrado
matrimonio a la Semiología y a la ortodoxia de los lenguajes si justamente son
conceptos antagónicos? Yo creo que la cultura debería ser entendida como un
arte, como una manifestación estilística que permita reflexionar sobre la
existencia, pero a diferencia de la filosofía, ser consciente de las
problemáticas de los lenguajes, cuya fuente es si lugar a dudas LA AUTONOMIA DE
LOS SISTEMAS. Los sistemas culturales son creados por humanos, pero no
funcionan según la naturaleza del hombre y se convierten en un ente
independiente y en nuestros días se podría hablar de una autonomía consciente,
una especie de inteligencia artificial. Estoy hablando ahora de la Industria
Cultural en la era de lo digital, en la cual el uso de Internet y en especial
de las redes sociales ya no responde a un interés de un grupo minoritario capitalista, sino hoy
el interés es la supervivencia del sistema por el mismo sistema. Hoy la
virtualizacion de las experiencias humanas están convirtiendo a los signos en
señales, señales que carecen de competencia interpretativa, a la larga se
convierten en significantes de signos no humanos, es decir signos generados por
entes artificiales, que son justamente los mismos sistemas. Pero remontémonos un poco antes de la era
digital y concentrémonos por ejemplo en los sistemas judiciales. Las decisiones
de legislación se dan por la costumbre, es decir en un intento de legitimar la
moral contemporánea, pero en el momento en que esos signos morales se
convierten en legisignos, se colocan en un nivel por encima de los argumentos
humanos, que limitan exacerbadamente la
competencia interpretativa de los hombres con respecto a ciertas problemáticas.
La moral pasa de ser ortodoxia a ser ley y por ende no cuestionable en sentido
sincrónico. Obviamente la sociedad tiene la capacidad de cambiar las relaciones
paradigmáticas de dicho sistema, pero SOLO A TRAVES DE LA OBEDENCIA DEL MISMO
SISTEMA, es decir a través de las normas burocráticas impuestas por el sistema.
Así el humano se vuelve esclavo de los sistemas. La fuerza Dionisiaca no
debería concentrarse en derribar lenguajes y liderar el camino hacia el
anarquismo, más bien debería luchar constantemente en evitar la autonomía de
los sistemas a través de su capacidad de la flexibilidad para con otros
sistemas antagónicos. Al mismo tiempo, las fuerzas apolíneas deberían proteger
a la cultura de las garras animales de Dionisio y su locura anarquista, que es
al final de cuentas, evitar que la utopía del anarquismo no convierta a las
fuerzas dionisiacas en otro tipo de ortodoxia.